En una realidad existe un provocador artista israelí, Shahak Shapira. En esa misma realidad se erige el Monumento a los judíos de Europa asesinados en Berlín. Y en una realidad alternativa están algunos de los visitantes de ese monumento, de Auschwitz, de los cementerios, que deciden que son lugares perfectos para echarse un selfie.

Shahak decidió mezclar ambas realidades y cogió fotos públicas de esos selfies y decidió photoshopearlos, cambiando el fondo monumental por imágenes del holocausto, y los subió a la página Yolocaust.

Es impresentable hacerse selfies en lugares que honran la memoria de los muertos, especialmente en el caso de muertes violentas de inocentes. Por eso Shahak se merece una ovación en pie por este zasca, nunca mejor dicho, monumental.